Yensy Aguilar Arroyo
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El templo católico de Santiago de Puriscal se ha convertido, desde su edificación, en una de las obras más representativas de ese cantón josefino.
No se precisa la fecha exacta de su construcción, pero se dice que fue entre 1934 y 1936, período en el cual el párroco del templo era el sacerdote Recaredo Rodríguez.
En ese entonces, no había ningún edificio de cemento en Puriscal y por eso, el levantamiento del templo creó expectativa. La obra se le encargó al ingeniero Jacinto Rodríguez, quien fue el constructor de la iglesia San Isidro Labrador, de Coronado.
La edificación tiene la forma de una gran cruz, la altura de las paredes hasta el techo es de 25 metros y las torres alcanzan una altura de 35 metros.
Con el paso de los años y gracias a las donaciones de los vecinos y a los turnos que se hacían en la zona, se logró traer el altar de mármol desde Italia.
Las bancas fueron donadas por los tabacaleros, la pila bautismal se consiguió con fondos propios y las barandas también eran de mármol.
Entre 1963 y 1965, se realizó una remodelación del templo y allí se colocó el cielo raso, en cedro caoba.
En 1990, el templo se declaró inhabitable, luego de conocerse que una falla sísmica local estaba afectando la estructura.
Por esa razón, el miércoles anterior se acordó demoler el edificio, debido a que sigue sufriendo daños con el paso del tiempo.
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