Un error en la elección del objetivo habría provocado el asesinato del piloto tico de motocross, Óscar Mario Díaz Rojas, el sábado pasado en Guatemala.

Las investigaciones iniciales indican que a quien buscaban los sicarios era a uno de los agentes del joven corredor. El periódico guatemalteco La Prensa Libre aseguró que la Policía descarta el robo de dos motos que transportaban Díaz y dos acompañantes en un “pickup”, como móvil del crimen.

Con sólo 22 años, Óscar Mario Díaz tenía una carrera exitosa y un futuro prometedor, sin embargo, la descarga de 33 proyectiles de AK-47 acabaron con sus sueños.

Oriundo de Atenas, Díaz vivía en Estados Unidos desde hace cinco años y fue invitado a competir ese fin de semana en Guatemala, en donde se adjudicó la fecha horas antes de ser asesinado.

Los funerales del piloto se celebraron el miércoles anterior en su ciudad natal. Un grupo de niños con arreglos florales en sus manos caminó desde el altar hasta la puerta principal del templo católico de Atenas.

Atrás, los familiares más cercanos de Óscar cargaban el ataúd. Cuando iban por la mitad del pasillo central de la iglesia, desde afuera llegó un sonido que era muy conocido por el piloto desde que era un pequeño.

Al salir, las personas que habían abarrotado el templo rompieron en aplausos y lágrimas. El sonido cobró fuerza y se convirtió en un ensordecedor rugir de los motores de decenas de motocicletas. Esa fue la forma en que lo despedieron.

“Óscar tenía un futuro brillante, aunque hay que reconocerlo tuvo más protagonismo en otros países que aquí”, afirmó Leonardo Esquivel, uno de sus amigos.