Edgar Fonseca
Llegaron las primeras “tropas” gringas a Limón y a lo que arriban, para mortificación mayor de todos los pacifistas del orbe, es a una misión social de buena voluntad.
Atenderán a 10 mil limonenses necesitados de servicios básicos de salud que abarrotaban el sábado las instalaciones portuarias del Atlántico.
El USS Iwo Jima y sus tripulantes no llegan, entonces, a pisotear la sacrosanta soberanía y dignidad patria como lo vociferan a los cuatro vientos mentes calenturientas que, aquí y más allá, siguen anclados en el último vagón de la Guerra Fría.
Todo lo contrario.
A las instalaciones del poderoso buque norteamericano y a sus equipos de profesionales médicos, la misma CCSS se encargó de remitir decenas de pacientes en lista de espera.
Reiner Enríquez, uno de ellos, dijo que iba a ser tratado de inmediato de una hernia inguinal, que en la Caja se la habían programado… para el 6 de junio del 2012.
Llega esta misión, como ha sido la constante a lo largo de la historia en los estrechos nexos de Costa Rica y Estados Unidos, con brigadas de médicos, ingenieros y voluntarios.
Muchos de ellos repararán escuelas en Talamanca y Siquirres.
Y lo harán como lo han venido haciendo en su misión por siete países del Caribe.
Y el país ni se arrodilló. Ni se derrumbó. Ni fue sometido a la brutal represión que sí sufren, por cierto, los hermanos venezolanos por la obra de decenas de agentes castristas infiltrados hasta el tuétano en sus vidas y bienes.
Vendrán las misiones conjuntas del patrullaje contra las mafias narco que tienen tomados nuestros mares y ante las cuales, que más que agradecer la mano solidaria y amiga de Estados Unidos.
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