Edgar Fonseca
Ortega huye de la escena internacional.
Sabe que la invasión de las tropas del ejército de Nicaragua a un país desarmado como Costa Rica le tiene mal parado ante la comunidad internacional.
Por se escondió de la Cumbre Iberoamericana de presidentes celebrada en Mar del Plata, Argentina.
Tuvo miedo de ir.
Y, con su habitual desparpajo, le manda decir a la presidenta Kirchner que incluyera el tema de la educación en la agenda. Punto.
Y se escudó en delegados de tercera categoría.
¿Por qué rehúye dar la cara?
Ortega carece de argumentos con los cuales presentarse ante las demás naciones de la región a “justificar” la agresión a Costa Rica.
Salvo el respaldo de su sostenedor, Chávez, Ortega sabe que recorre un camino sinuoso para convencer de una acción violatoria a todas luces de la normativa internacional, que ya voces críticas ponen también en cuestionamiento en su propio país.
Por eso acude a esa táctica, tan propia de su ser guerrillero, de la clandestinidad.
Huye de la OEA. Huye de la cumbre presidencial. Pero sí le demanda a la presidenta Chinchilla hablar sin “precondiciones”, entiéndase con un fusil en la sien de nuestra soberanía e integridad.
Bien ha hecho la presidenta Chinchilla en denunciarlo ante el foro de Mar del Plata y en exigir acción.
Punto final- Ortega está por adelantar su golpe mortal a los despojos institucionales democráticos de Nicaragua con un paquete de leyes que le dan sumo imperio al ejército. ¿Y dónde está la comunidad internacional para denunciar ese feroz asalto a la democracia? Idéntico al de Venezuela, al de Bolivia.
© 2010. Periódico Al Día. El contenido de aldia.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr.