Domingo 31 de enero de 2010, San José, Costa Rica
Internacionales | Libro revela datos inéditos de la vida del mítico pontífice
Juan Pablo II dormía en el suelo y se flagelaba
Decretó su sustitución en caso de incapacidad / Buscaba la perfección cristiana
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    El sacerdote Slawomir Oder promueve su beatificación. AP.
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    Juan Pablo II. Archivo.
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    El 16 de octubre de 1978 fue nombrado Papa número 264 de la Iglesia Católica.
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    El 2 de marzo de 1983 visitó por primera y única vez el suelo costarricense.
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    Siempre sonriente, el 17 de febrero del 2004 realizó una audiencia en el Vaticano.
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    El 2 de abril del 2005 el mundo conoció la triste noticia de su muerte.

Ciudad del Vaticano / EFE y AFP.- El fallecido Juan Pablo II firmó su renuncia al Papado en el caso de que quedara completamente incapacitado y además se flagelaba a escondidas para alcanzar la perfección cristiana.

Estas afirmaciones las hace el libro “Perché e santo” (“Por qué es santo”), publicado el martes pasado en Italia por el sacerdote Slawomir Oder, defensor de la causa de beatificación del pontífice de origen polaco, fallecido el 2 de abril del 2005.

Según la publicación, Juan Pablo II firmó en 1989 una carta en la que expresaba su voluntad de renunciar si sufría una enfermedad incurable que le impidiera ejercer. En 1994 ratificó esa decisión.

De la posible dimisión del papa Wojtyla ya se ha hablado en otras ocasiones, especialmente a partir del periodo en el que su enfermedad de parkinson avanzaba, pero ahora Oder puso fecha al primer momento en el que mostró esa disponibilidad, un año después de ser elegido.

En 1994, cuando se encaminaba a los 75 años, fecha en la que los obispos y cardenales están obligados a presentar su dimisión al pontífice, Juan Pablo II también se preguntó si debía aplicarse esa norma y llamó a consultas a responsables de la Secretaría de Estado y a colaboradores íntimos.

Uno de ellos fue el actual Papa, en ese entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger.

Al final, el Pontífice decidió “ponerse en manos de la Providencia”, según cuenta Oder, que coincide con lo ya afirmado en el 2008 al respecto por el cardenal Giovanni Battista, que fue uno de sus colaboradores.

Oder cuenta que Juan Pablo II le dijo al médico Gianfranco Fineschi en 1994, cuando le operaba de la fractura del fémur, que ambos “sólo” tenían una elección: “usted me debe curar y yo tengo que sanar, ya que no hay puesto en la Iglesia para un papa emérito (jubilado)”, le dijo el Pontífice.

En el libro se narra cómo al principio, cuando la enfermedad avanzaba y se vio obligado a usar bastón. Al Papa le costó acostumbrarse y lo “escondía”, al aparecer, en público, hasta que lo superó y bromeaba con él mismo.

También se añade que tras el Año Jubilar 2000, Juan Pablo II se puso de nuevo en manos de Dios con la esperanza de que le “ayudara a reconocer hasta cuándo debía estar al frente de la Iglesia”.

En su testamento, abierto el 7 de abril del 2005, cinco días después de su muerte, Juan Pablo II dio a entender que pensó en la posibilidad de renunciar tras el jubileo del 2000, una vez conducida la Iglesia al tercer milenio.

Perfección cristiana

En el texto, Oder también señala –según otros medios que han tenido acceso al libro– que Juan Pablo II solía infligirse daños corporales y se flagelaba, especialmente durante la Cuaresma, y dormía en el suelo.

En aquel tiempo –asegura el cura– comía sólo una vez al día.

Wojtyla se flagelaba siempre, según Oder, desde su época de arzobispo de Cracovia y el personal del arzobispado lo sabía y algunos incluso lo escuchaban quejarse ante el dolor, aunque él intentaba que no se dieran cuenta que había dormido en el suelo deshaciendo la cama.

Esa costumbre la mantuvo incluso de Papa y Oder señala que en su apartamento del Vaticano tenía entre las sotanas un cinturón que usaba como disciplina. Esa fusta se la llevaba cada vez que marchaba a la residencia de Castel Gandolfo.

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