Martes 16 de febrero de 2010, San José, Costa Rica
Nacionales | Pido la palabra
El perfecto no tan perfecto

Antonio Alfaro
analfaro@aldia.co.cr

Encontré un empleado perfecto en Multiplaza. Capaz de trabajar 25 horas al día, no va al baño, no chismea, no come, no defeca, no fuma, no madrea entre dientes al jefe apenas este da la vuelta. El empleado perfecto cobra el parqueo. Parece un cajero automático –¡cómo no, si son familia!– calcula el monto exacto, cobra, recibe billetes y monedas, da el vuelto, no pasa por maleducado pues de él nadie espera un “gracias” ni un “con mucho gusto” de cortesía. Nunca se resfría, ni se ausenta de imprevisto por haber amanecido con mal de estómago.

El empleado perfecto no cobra aguinaldo ni saca vacaciones. Si falla en su labor –nada raro en los armatostes electrónicos– se le puede despedir sin responsabilidad patronal. Él irá sin queja a cualquier taller o chatarrera, sin acudir al Ministerio de Trabajo. No tiene hijos que alimentar.

El empleado perfecto es cada vez más frecuente por aquí o por allá, en una función o la otra, reduciendo costos a las empresas, mejorando –no en todos los casos– la efectividad.

“Para algunos, las máquinas sustituyen al hombre y son la principal causa del desempleo. La historia desmiente a estos pesimistas”, dice un artículo de la Unión Europea. Etiquetar de pesimismo la inquietud, puede ser tan absurdo como lamentar que la escavadora le quitó el trabajo a 100 hombres con pala.

Tan solo tenga claro que usted tiene algo que ninguna máquina ofrece. Úselo.

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