Rodolfo Martín
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Una rehén liberada sana y salva, un botín recuperado y seis sospechosos detenidos fue el saldo de una fulminante operación desplegada por la delegación del OIJ de Puntarenas a lo largo de unas 29 horas llenas de tensión y movimiento.
La presunta secuestrada es Yarenys Gabriela Arroyo Vargas, de 24 años y vecina de Juanilama de Esparza, confirmó ayer Francisco Segura, subdirector del OIJ.
La mujer, madre de dos hijos de cinco y tres años, está bien de salud aunque casi no comió durante el tiempo que estuvo cautiva.
Ayer seis hombres –un colombiano y cinco costarricenses– permanecían a las órdenes de la fiscalía adjunta de Puntarenas.
El extranjero, presunto líder, es de apellido Cadavid, tiene 45 años y, al parecer, cuenta con antecedentes policiales.
Los ticos, mientras tanto, son de apellidos: Reyes, Hernández, Oviedo, Moya y Brenes con edades entre los 21 y 27 años.
Los oficiales del OIJ le decomisaron al colombiano ¢8 millones en efectivo, pagados en moneda estadounidense.
El secuestro
Arroyo fue secuestrada el jueves a las 7:40 p.m. cuando un cuñado suyo, el dominicano Ismael Rosario y, su esposa, una hermana de ella, cuya identidad no trascendió, la llegaron a dejar a su casa, precisó Segura.
Yarenys entró a la vivienda y, en el acto, desde el auto, la pareja oyó un grito de terror.
Rosario echó el carro a andar cuando de pronto vio a un hombre a su lado, armado y vestido completamente de negro que lo amenazó de muerte, agregó Segura.
El dominicano quiso desarmarlo, pero el desconocido accionó el arma y un proyectil impactó en el parabrisas y lo rompió.
Hubo dos detonaciones más, pero la pareja no resultó herida.
Rosario escapó del sitio y en su huida topó con una radiopatrulla a cuyos oficiales informó de lo sucedido.
La Policía llegó a la casa, pero Yarenys había desaparecido.
Los contactos
A eso de la 1 a.m. del viernes, la joven llama a una hermana por teléfono, le informa que ha sido secuestrada y que sus captores necesitan hablar con Ismael.
La primera exigencia asciende a unos ¢90 millones, explicó el subdirector Segura.
Al parecer, los negociaciones las inició el colombiano Cadavid. Desde un inicio, la familia aclara que no está en capacidad de cubrir esa suma por lo que, a lo largo del viernes, se dan varios contactos hasta pactar en ¢8 millones.
El pago, en un principio, presuntamente sería en Puntarenas pero, conforme pasaban las horas, el movimiento se fue trasladando a San Ramón, Grecia hasta llegar a la avenida segunda en San José, trascendió.
Inesperadamente, el desenlace se fijó cerca del Hipermás, en San Sebastián, donde un familiar de Yarenys entregaría el dinero.
Ahí apareció Cadavid en la motocicleta con la joven atrás.
A ella la habían vestido con ropa de hombre, se dijo.
Los oficiales del OIJ lo detuvieron después de que ella había sido liberada. El sujeto al verse descubierto, intentó deshacerse de un revólver y la bolsa con el dinero, pero ya era muy tarde.
Un poco más adelante, cerca de la bomba Shell en San Rafael Arriba de Desamparados, fueron detenidos los ticos a bordo de un Nissan B-14.
Ese vehículo, supuestamente, habría sido utilizado para hacer el levante el jueves en Esparza.
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