Carlos Láscarez S.
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Goicoechea.- Diez meses después de que recibió dos disparos en el abdomen por parte de un oficial de seguridad privada, la excajera del Banco de Costa Rica, Karina Arroyo Campos, afirmó ayer entre lágrimas, que el drama vivido no se lo desea a nadie.
Así lo comentó instantes después de que junto a la abogada querellante Grazy Calvo, interpuso una querella contra el guarda de apellido Sojo y una acción civil contra la compañía de seguridad Asesores en Seguridad Roma S.A. y contra el Banco de Costa Rica, que contrató a la empresa.
La indemnización rondaría un monto cercano a los ¢100 millones, ya que todavía Arroyo no ha sido dada de alta, indicó Calvo.
Al lado de su esposo, Érick Salazar, la afectada agradeció a todas las personas que ese día le ayudaron a sobrevivir.
“Estoy aquí porque Dios es muy grande y tiene un propósito para mí. No quiero que a nadie más pase por lo mismo. Me cambió la vida por completo, ahora la valoro más. Vivo más el presente porque no sé si mañana vamos a estar”, afirmó con voz quebrada.
Agregó que mientras se recuperaba aprovechó para casarse y concretar ese sueño que quería.
Catalogó como los momentos más difíciles los que permaneció en el hospital San Juan de Dios, los días que tuvo dolor y los momentos de tristeza vividos.
“Ahora sólo me quedan algunas secuelas. En general estoy bien. He tenido varias operaciones que he superado”, añadió.
Miedo hacia los guardas
La cajera manifestó que al inicio sentía temor de pasar cerca de algún guarda, por lo que en ocasiones siente aún esos nervios.
Sobre el día que recibió los disparos afirmó que recuerda todo y que fue algo “feo, horrible”.
Tras ganar la batalla a la muerte Arroyo fue trasladada a oficinas centrales del Banco de Costa Rica, donde ya no tiene contacto con el público. En el ámbito profesional cursa hoy día la mitad de la carrera de Contabilidad.
Su cónyuge Érick Salazar afirmó que el día del accidente le dieron el peor de los panoramas, ya que ninguno de 13 cirujanos le daba posibilidades de su vida de su hoy esposa y compañera.
La apoyaron
Grazy Calvo, Abogada querellante.
Se presentó una querella contra el imputado para que asuma las consecuencias penales de los actos que efectuó”.
Érick Salazar, Esposo.
Me dijeron prepárense porque lo peor va a pasar. El apoyo fue muy importante. Todo se lo dejamos a Dios”.
Fabio Oconitrillo, Abogado.
No hay dinero que cubra el sufrimiento ni los dolores que pasó. No a cualquiera se le puede dar un arma de fuego”.
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