Nepal/AP.- Raj Kaliya Dhanuk espera sentada en un banco de madera, descalza, con un sari hecho jirones. Sus ojos, cubiertos con una capa vidriosa que parece neblina.
Por casi un año, las cataratas han dejado ciega a esta abuela de 70 años de edad. Con pocos recursos, Dhanuk asumió que moriría en la oscuridad. Pero ahora espera en silencio a las afueras de una sala de operaciones, en la que será atendida por el llamado “Dios” de la vista de Nepal.
Dhanuk y otros 500, muchos en su primera visita a un doctor, han viajado por días en bicicleta, motocicleta, autobús o incluso cargados a cuestas por sus familiares para llegar a la clínica del doctor Sanduk Ruit.
Cada paciente busca el milagro anunciado en promociones radiales. El maestro de la cirugía de Nepal puede pinchar, cortar y retirar las masas gelatinosas de los ojos, para luego rellenar el espacio con un minúsculo cristalino artificial, todo esto en cerca de cinco minutos y gratis.
Las cirugías, que cuestan 25 dólares por persona, son costeadas gracias a donaciones y una tarifa pagada por personas más adineradas.
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