Polonia/AP.- Con cada paso que daba hacia el portón, Jerzy Bielecki estaba seguro de que en cualquier momento le pegarían un tiro. Era el 21 de julio de 1944.

Bielecki caminaba a plena luz del día por el campo de concentración de Auschwitz, luciendo un uniforme nazi robado, al lado de su novia judía Cyla Cybulska.

Le temblaban las rodillas del miedo, pero trató de transmitir una imagen de confianza a medida que se acercaba a una garita de seguridad.

El guardia alemán revisó su pasaporte falsificado, los observó y finalmente les dijo: Ja, danke (sí, gracias) y los dejó libres.

Bielecki tenía 23 años y aprovechó el “status” relativamente privilegiado que le daba ser un polaco católico para planear un osado rescate de su novia judía, quien estaba condenada a morir.

Él tenía 19 años cuando los alemanes lo capturaron pensando que colaboraba con la resistencia y lo incluyeron en el primer contingente de presos enviados a Auschwitz, en abril de 1940. En setiembre de 1943 Bielecki fue enviado a un depósito de granos. Allí conoció a Cyla y comenzaron a frecuentarse y se enamoraron.

La muchacha, sus padres, dos hermanos y una hermana menor fueron apresados en una redada en enero de 1943. Para setiembre, Cybulska, de 22 años, era la única que seguía con vida.

Lograron salir y caminaron nueve noches hacia la casa de un tío de Bielecki en un pueblo cerca de Cracovia.

Decidieron que era más seguro que ella se escondiese en una granja vecina y que él se fuese a Cracovia. Volverían a verse después de la guerra.

Cuando se iban a volver a ver él llegó cuatro días tarde, por lo que ella creyó que estaba muerto y se fue a Estados Unidos. Conoció a un judío con quien terminó casándose y quedó viuda en 1975.

En Polonia, Bielecki también formó una familia, pero el destino les permitió volverse a ver.

Él le llevó 39 rosas, una por cada año que estuvieron separados. “Renació el amor. Cyla me decía: deja a tu esposa y ven conmigo. Lloró cuando le dije que no podía hacerle eso a mis hijos”, expresó Bielecki.

Ella regresó a Nueva York y le escribió: Jurek, ya no regresaré y Cybulska murió en el 2002.