Róger Amoretty, corresponsal GN y Rodolfo Martín
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Limón.- Norman Geovanny Campaz atendía antenoche la usual llamada telefónica que le hacía su hijita de tres años para darle las buenas noches, sin que la pequeña supiera que él –al parecer– tenía al frente a los sicarios que, minutos después, lo ejecutarían de un disparo por la nuca, según relató Gaudy Banton Beckford, la madre de la niña.
“¡Que pase buenas noches!”, fueron las últimas palabras de la niña a su papá de nacionalidad colombiana, al tiempo que le daba el teléfono a su mamá.
Gaudy quiso hablar con él, pero lo escuchó asustado.
“¿Qué pasa? ¿Qué tiene?”, le preguntó, a lo que el extranjero le respondió: “Ahorita te llamó, por favor decile adiós a la chiquita” y cortó la comunicación.
Ella, intrigada volvió a llamarlo una y otra vez, pero ya el teléfono no fue atendido.
Gaudy, quien vivía a la vuelta, quiso investigar qué era lo que pasaba y le pidió a un hermano y una cuñada que la acompañaran. Al llegar, cinco minutos más tarde, los vecinos la alertaron acerca de que algo malo había ocurrido, porque unos sujetos habían interceptado al colombiano a quien llevaron a su casa desde donde, minutos después, oyeron dos detonaciones.
Esto ocurrió el viernes, alrededor de las 8 p.m. en el barrio Cieneguita de Limón, cerca del templo House of Prayer.
Campaz llegó al barrio como de costumbre en su motocicleta Yamaha gris de 200 centímetros cúbicos, informó Javier Montiel de la Fuerza Pública de Limón.
Unos sujetos, al parecer, lo interceptaron y lo obligaron a llevarlos a su casa.
El colombiano, apagó la moto, la dejó sobre la calle principal, se echó las llaves en la bolsa del pantalón y se dirigió a su casa por el callejón.
Al entrar, siguieron hasta la cocina, ubicada al fondo de la vivienda y al lado de un cuarto.
Aparentemente, fue en ese momento cuando Campaz recibió la llamada de su hija.
“Hallamos el cuerpo tirado en el suelo boca arriba, con orificio de entrada por la nuca y salida por la frente”, precisó el oficial Montiel, quien dijo haber entrado a la casa porque escuchó ruidos y gemidos.
Inmediatamente, llamó al Sistema del 9-1-1 en donde le informaron que la ambulancia ya iba en camino, al parecer, alertada por la llamada que hiciera la madre de la chiquita y otros vecinos de la víctima.
La señora Banton recordó que tenía unos cinco años de conocer al hoy occiso, pero que desconocía realmente a qué se dedicaba.
Él vivía solo en Limón y, aparentemente, mantenía también algún tipo de relación con otra mujer que vivía en San José y que lo visitaba con frecuencia.
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