Ciudad del Cabo/DPA-. David Beckham ensaya estos días nuevos roles. Toma el té con el premio Nobel de la Paz sudafricano Desmond Tutu, por ejemplo, o hace relaciones públicas donde puede por la candidatura de Inglaterra para ser la anfitriona del Mundial de fútbol de 2018.
Y eso que el futbolista más glamuroso de la historia no ha podido pisar ni una sola vez una cancha en Sudáfrica debido a su lesión en el talón de Aquiles.
“Me hubiera gustado mucho jugar. Pero ahora estoy aquí para apoyar a mi equipo y al Mundial de Sudáfrica”, dijo la superestrella inglesa antes del segundo partido de su equipo en el torneo ayer contra Argelia en Ciudad del Cabo.
Pero Beckham no presenció el entrenamiento final de los ingleses y realizó a cambio una visita inesperada al proyecto benéfico del arzobispo Tutu, el “Peace Center”.Los expertos elogian a Beckham por la forma en la que se presenta, de manera discreta pero a la vez convincente. Durante los entrenamientos de los "pross" la estrella inglesa es uno de los primeros en pisar la cancha, pero se mantiene en segundo plano y rechaza dar entrevistas.
A cambio, actúa como una especie de mentor para los jugadores más jóvenes. Incluso Steven Gerrard el capitán lo busca.
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