Ocho personas han fallecido durante las últimas dos semanas por imprudencias propias o ajenas. El accidente que mayor conmoción causó fue la muerte de un padre y sus dos hijos en El Coyol de Alajuela, quien al tratar de evitar colisionar contra un conductor, que por hacer un viraje ilegal invadió el carril contrario, chocó de frente contra un autobús.

Ese hecho ocurrió el sábado 12 de junio. Tres días después cuatro personas más fallecían en Desmonte, San Mateo, cuando el chofer desatendió una advertencia hecha kilómetros antes de quedarse sin frenos y caer al vacío en una quebrada. La mañana de este viernes un agente de ventas perdió la vida al volcar el carro que conducía: exceso de velocidad y un muro divisorio en el puente cerca de la rotonda de la I Griega.

Falta de educación vial y el “me importa a mí”, irrespetar las normas son las conductas que, según las autoridades, mayormente muestran los conductores al estar detrás de un volante. Si a la combinación anterior le añadimos alcohol y una legislación laxa que rehúye castigar al imprudente, la fórmula letal se completa.

¿Cuántas personas cree usted que llamaron para informar de la placa, color y señas del carro con que se realizó el viraje ilegal en El Coyol en la Bernardo Soto? En la oficina regional de Tránsito dijeron que la gente rehuye denunciar.

Catalogar el giro ilegal y otras maniobras de conducta criminal y enviar a los conductores a la cárcel, cero tolerancia con el licor, el rescate del sistema de puntos de la licencia y otras buenas intenciones forman parte de proyectos apilados en la hoja de trabajo de los nuevos legisladores que acaban de iniciar labores el 1° de mayo y, por cierto, ya se aprobaron sus primeras vacaciones.

El país está a la espera de que apuren las urgentes reformas a la Ley de Tránsito con la diligencia que muestran para decidir sobre sus propios intereses.