La Habana, Cuba /AP.- Ahora es Yiliam González, tiene 28 años, el cabello rubio, largo y una figura torneada.
No siempre fue así. Antes era una mujer que se sentía atrapada en el cuerpo de un hombre; la suya fue una de las primeras operaciones de cambio de sexo que se realizaron en Cuba en mucho tiempo.
La primera operación de este tipo fue realizada en los años 80, pero su práctica se suspendió en medio de una gran polémica y la posterior crisis económica que afectó a la isla.
Hace dos años, González fue una pionera en Cuba al someterse a una intervención quirúrgica de cambio de sexo después de que una resolución del Ministerio de Salud volvió a autorizarlas tras casi 20 años.
Tanto la operación de reasignación de sexo como los tratamientos posteriores, se realizan en la isla gratuitamente.
En otros países, incluido Estados Unidos, la mayoría de los seguros no cubre esa intervención, según Denise Leclair, directora ejecutiva de Foundation for Gender Education (Fundación para una Educación de Género).
Yiliam, de 1,83 metros, no tenía la menor duda cuando se presentó al hospital donde fue operada por médicos cubanos y belgas.
Durante años fue sometida a todo tipo de pruebas médicas y controles psicológicos para ayudarla a tomar su decisión.
“Decían que la operación era riesgosa, pero le dije a mi mamá que yo prefería estar muerta o morirme en la sala de operaciones antes de seguir así”, comentó la pianista de profesión.
Antes de su intervención, González se sentía todo el tiempo mal, con fuertes estados depresivos: “estaba presa, presa dentro de mi propio cuerpo”, explicó la mujer, quien siempre tuvo el apoyo de toda su familia.
Revolución sexual
La revolución cubana en 1959 rechazó inicialmente la homosexualidad y muchos ciudadanos ven aún hoy con recelo la labor del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), que ha librado batallas en defensa de la diversidad y el respeto de las personas.
El Instituto realiza jornadas de cine, conversatorios sobre la prevención de enfermedades, “spots” publicitarios y manifestaciones callejeras para llamar la atención y educar a la población.
El Centro brinda a los transexuales tratamientos hormonales, cursos como promotoras en salud, de comunicación y hasta de arreglo personal para que no se vean grotescas.
Luego les ayuda a conseguir el cambio en su carné de identidad.
“Somos un sector vulnerable, muy discriminadas. Abandonamos los estudios a corta edad, psicológicamente estamos afectadas porque siendo pequeños ya tenemos esta lucha”, comentó Olivia Lam, transexual y peluquera de profesión, quien espera ser operada.
Reconoce que estas personas viven situaciones complicadas en el plano social, porque a veces, debido a su escasa escolaridad y las dificultades de entrar en el mercado laboral terminan dedicándose a la prostitución.
González, tras su operación, le da la razón. “La sensación es la de haber nacido ese día, de ser nueva por completo”, agrega ella sin dudar.
Tras reflexionar la situación, Yiliam se ve en 10 años profesionalizándose en la música y en las artes en general, casada y cuando tenga más madurez “podré adoptar un niño, ser una mujer más”.
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