Yariela Novo y Neyssa Calvo
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En la pista de La Guácima no había carreras de autos, pero sí de fiebres de Megadeth que salieron despavoridos cuando se permitió el paso hasta la tarima.
Al mediodía se abrió la puerta de acceso a lo que llamaron el área de espera, pero fue hasta las 3 p.m., que pudieron salir corriendo hasta la tarima.
Esto provocó disgusto entre los fanáticos porque no todos pudieron cruzar la puerta principal de inmediato ante la cantidad de roqueros.
Afuera quedaron los revendedores, los vendedores de papas fritas y plátanos, así como los que regateaban camisetas negras con los jóvenes, sin olvidar la cantidad de basura de bolsas plásticas de comida y botellas que quedaron regadas en las afueras de La Guácima.
El astro rey también se sumó a la gran fiesta e hizo estragos en las espaldas y rostros de los ticos. Algunos incluso echaron mano del bloqueador o se cubrieron sus cabezas con gorras, pañuelos o los mismos abrigos mientras esperaban con paciencia ver a sus ídolos en escena.
Se vistieron para la ocasión
El color negro era casi un requisito para estar frente a la banda Megadeth. Algunos incluso, pese al inclemente sol, no se quitaron ni un instante sus abrigos negros con algún estampado característico del grupo. Se aferraron a ellos como quienes llevaron pareja al gran concierto.
¡Una miradita!
Una vez que abrieron las puertas empezó la requisa del público que estuvo anuente a mostrar sus bolsillos. Todos siguieron la fila india en orden y sin protestar cuando les quitaron sombrillas u objetos punzocortantes que dejaban en grandes estañones.
Cruzaron la frontera
Jaime Vega y Anel Caballero llegaron el viernes de Panamá junto con 38 personas más. Los acompaña su amiga tica Jackeline Murillo.
Implacable
El sol no perdonó y puso a los fanáticos a buscar la manera de refugiarse de sus rayos. Varios aprovecharon para dormir.
Una mojadita
Este chorrito le sirvió a más de uno para calmar la sed horas antes de que diera inicio el evento en La Guácima.
Rastro de basura
La gente dejó un rastro, pero de basura. La fila caminó lento hasta que abrieron el paso a la tarima a eso de las 3 p.m.
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