Roxana Zúñiga Quesada, periodista
ropazu@racsa.co.cr
El aumento salarial de los diputados es el tema de las últimas dos semanas. Un mar de tinta, palabras catódicas y “bytes” de Internet han inundado nuestra vida: un 99 por ciento está en contra y 1% está a favor (supongo que 42 legisladores, sus amigos, familia y los aspirantes a la curul para el 2014,2018, 2022, 2026 y así hasta el Juicio Final). Esos cálculos no son científicos, sino producto de mi “sospechómetro”.
En las redes sociales hay miles de comentarios; quiero compartir algunos que me parecen interesantes, ingeniosos y simpáticos.
“Zapato para la Presidenta, ¿vetará el aumento de salarios que los diputados pretenden?”, “Deberíamos conseguir para Costa Rica un donante de diputados perfectos”. “Las hormigas solicitan que se les respete y dejen de compararlas con los diputados”.
“El aumento de los diputados sí que fue firme y honesto. Qué cáscara”.
“Para quienes dudan de que Costa Rica es un mundo bizarro: Inglaterra, España y California (EE. UU.), anuncian recortes y en el país les aumentan”.
“¿Está descontento con el salario que se están recetando los diputados? Mándeles un correo y satúrelos”.
“Si no quieren trabajar con el sueldo actual, ¡¡¡renuncien!!!”.
Así están las redes sociales: como una olla de tamales, un hervidero.
Es un buen ejemplo de lo que denomina “democracia mediática”, la gente dando su opinión.
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