* Karina Picado, psicopedagoga
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A mis cuarenta y pico años algo me sucede. Mi esposa no me gusta como antes incluso la veo desarreglada y eso me desmotiva mucho. Pero aclaro que yo sí la quiero.
R/ Con todo respeto, espero que su esposa no diga lo mismo de usted por verlo poco atractivo o no tan guapo ¡como antes! A lo que me refiero, es que algunos hombres tienen en sus mentes el concepto o la imagen ideal o fantasiosa de cómo debe ser su mujer. Es decir, bonita cara, cuerpo con curvas, poca cintura y pelo radiante, cosas que nos han vendido el poder de la publicidad. Cuando el hombre entra a la edad de los cuarenta, inconscientemente quisiera una mujer así para sentirse que él sigue vigente como conquistador y como hombre con poder. Por eso es hora de ir aterrizando a su realidad. Hable con su esposa para que ella y usted tomen hábitos de salud alimentación y recreación con que se cuiden.
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Yo estoy como “helada” con Dios. Desde mi divorcio tengo como un resentimiento, un dolor que me impide acercarme. Además, no creo en las iglesias, ni en religiones porque son farsantes.
R/ En nuestra sociedad se tiende a echarle la culpa o la responsabilidad a Dios de todo lo que sucede o no se logra. Por ejemplo, la muerte de alguien, que perdí plata o que un enfermo no sanó. El ser humano trata de atribuir a Dios cualquiera que sea su idea de él características humanas para explicar fenómenos. Aquí lo importante es su sanidad emocional y espiritual luego de su divorcio. Llame gratis al grupo de personas solas al 2229-9205.
* Los contenidos de esta sección son responsabilidad de Karina Picado. Envíe sus consultas al apartado 318-2150. Telefax (506) 2245
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