Carlos Freer, cineasta
cfreervalle@gmail.com

         

De la radio universitaria –como decíamos entonces– tengo dos recuerdos divertidos: el de un grupo de estudiantes que andaban de gira por el campo y, al aproximarse a un rancho, oyeron los sones de una brava canción ranchera.

“Como están oyendo radio universitaria”, gritaron burlones los jóvenes. “Sí muchachos, estamos oyendo Escuela para Todos”, les contestó con sencillez una amable señora.

En efecto, la radio de la U transmitía ese programa por aquellos años. El otro recuerdo es el de una franca muchacha que trabajaba en nuestra casa. “¡Qué música más horrible la que le gusta a don Carlos”, le decía a mi esposa. “¿Usted sabe qué pelada llegar con esa música a mi casa?”.

Por ese entonces yo escuchaba la radio universitaria asiduamente. Mas poco a poco dejé de escucharla con regularidad. En estos días, en que he tenido un reposo obligado, me he vuelto a encontrar con Radio Universidad de Costa Rica. ¡Y qué maravilla! Inteligentes análisis, gratas conversaciones, doctas exposiciones; programas de opinión y comentarios abiertos y enjundiosos (¿cuándo reprograman a Aguado?)

Y ni qué decir del bien escogido repertorio musical, que nos lleva por todos los géneros y por diversas dimensiones, de tiempo y espacio, tanto a baladas del siglo XIV como al jazz más refinado, con la omnipresencia de los grandes maestros. Su variada e inteligente programación, hacen de Radio Universidad de Costa Rica un verdadero deleite.