Un gol del argentino Ismael Gómez, cuando apenas corría el minuto nueve y, que le dedicó a su esposa Yensy Natalia Martínez y a sus hijas Luna y Mía, de 5 y un año, respectivamente, fue suficiente para que Limón F.C. venciera al Deportivo Saprissa en su propio estadio.
La anotación llegó luego de que la mediacancha de Limón –uno de sus puntos fuertes de ayer– recuperó un balón por la punta izquierda de su ataque,
Gómez intercambió un par de pases con el novato Andrey Francis y quedó de frente a Donny Grant con el balón dominado.
Al percatarse que el portero había optado por tapar su lado derecho, el volante limonense escogió el contrario, remató suave y concretó sin problemas.
La victoria caribeña, en términos generales, radicó en las acertadas actuaciones de su arquero Dexter Lewis; dos líneas –defensa y mediocampo– ordenadas, voluntariosas y eficientes, con un par de delanteros, Francis el veloz y Fabricio Fallas, el potente que también aportaron sacrificio.
Rónald Mora, entrenador de Limón F.C., desplegó un planteamiento dirigido a cerrarle los espacios al Saprissa y, en apariencia, a obligarlo a jugar largo con la acertada intención de cortar su vocación ofensiva y neutralizar sus distintas variantes de juego.
Kareen McClean y Kendrick “Salsa” Pinnock fueron puntos altos en la marca, sobre todo con las anticipaciones, especialmente en el segundo, oportuno en el corte y pausado en los servicios.
Al no contar ayer el Saprissa con Wálter Centeno en la creación de juego, la lógica advertía que su reemplazo sería Manfred Russell y Maikol Ortiz.
Sin embargo, ambos –en términos globales– fueron controlados gracias a una eficaz marcación zonal.
Limón esperó atrás y, contragolpeó cuando tuvo oportunidad de hacerlo.
Incluso, en algunos de estos rompimientos Francis, su hermano Waylon y Steven Calderón, pudieron haber aumentado el marcador.
Limón no necesariamente ofreció un juego vistoso, porque más bien, apeló a lo práctico, resolutivo y, a la concentración en todas sus líneas.
El Saprissa, en su constante intento por subir y llegar al área de Lewis, obviamente creo ocasiones de gol.
Sin embargo, la mayoría de las veces, los remates fueron tímidos y, cuando la anotación era inminente, sobresalió los buenos achiques de Dexter, el hijo de Cahuita. Y si no que lo digan Erick Scott y Maykol Ortiz que lo encararon con sendos mano a mano.
En esos enfrentamientos, salió airoso el arquero y, en la única vez que lo perdió, su defensa, el novato Maxie Barthey, paró con el pecho el remate prácticamente sobre la línea y salió jugando.
El Saprissa lució voluntarioso pero un tanto confundido o amarrado para soltarse y desplegar ese juego arrollador y de contundencia al cual tiene aconstumbrada a su afición. Wálter Quesada, como árbitro, tuvo una buena actuación.
Lewis tejió su tela en el Saprissa
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