Hugo Solano
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La sensación al arribar a Cinchona, el poblado alajuelense más afectado hace dos años con el terremoto de 6,2 grados en la escala Richter, es como viajar en el tiempo. Se siente en la atmósfera el sufrimiento de quienes en 40 segundos lo perdieron todo.
Subiendo una loma, al lado de la carretera, don Francisco Sanabria nos muestra primero el cementerio del que muchos ya sacaron a sus parientes fallecidos. La Iglesia con una construcción tipo chalet se resiste a desplomarse, lo mismo que decenas de casas.
Otras edificaciones yacen en el piso, y unas quedaron sepultadas, como los cuerpos de cinco personas que nunca aparecieron. Hubo 25 muertos y de las 600 personas que vivían allí, solo Francisco Sanabria y Rafael Rivera velan por lo que quedó en Cinchona, declarada inhabitable por la Comisión Nacional de Emergencias, por los riesgos que hay.
Juan Segura, del Ovsicori, explica que tras el terremoto de aquel 8 de enero del 2009, a la 1:21 p.m. la actividad fue decayendo hasta volver a la normalidad.
Según dice, a él le gustaría que el pueblo quede así y que los turistas conozcan lo que produjo el terremoto ya que hasta dentro de 100 años habría otro sismo parecido, según el patrón de la zona.
A unos 15 kilómetros, en Cariblanco de Sarapiquí, se construye la nueva Cinchona, donde en los últimos dos meses y medio se levantaron las 82 casas que ocuparán los damnificados, gracias a recursos del gobierno y donaciones de todos los costarricenses.
Doce casas serán de una habitación, 58 de dos y 23 de tres. Se espera que este semestre estén listas para ser entregadas.
Otra de las grandes esperanzas de los damnificados es que se restablezca formalmente el paso por la carretera que une Cinchona con Heredia, por el cual, bajo su propio riesgo, ya circulan muchos vehículos.
Francisco Jiménez, ministro de Obras Públicas y Transportes, comentó que en el tramo entre Cinchona y Cariblanco la CNE no se permite el paso.
Acotó que el Conavi planteó un diseño de rehabilitación de esa ruta que en su totalidad requiere $30 millones. Sin embargo, la próxima semana presentarán a la CNE una propuesta para que se permita el tránsito regulado.
Acotó que sería solo de día, ya que reconoció que la carretera es esencial para la economía de la zona y por eso en los últimos cuatro meses se hicieron estudios para devolverle al menos el nivel de seguridad básica.
Hoteleros, guías de turismo, agricultores, empresarios y vecinos en general afirman que la apertura de esa carretera permitirá reactivar la zona.
La gerente de la fábrica El Ángel, Ana Lía García, narró que hace diez meses alcanzaron el nivel que tenían antes del sismo.
También las exportaciones aumentaron en un seis por ciento el fin de año y a inicios del 2012 esperan construir una nueva planta. Esa empresa fue símbolo de altruismo, ya que aunque sufrió severos daños y paró la producción dos meses, no despidió empleados y les siguió pagando. Actualmente hay 280, la mayoría de la zona.
Inborrable
Hanzel Cruz Prendas, Coopesarapiquí.
Recuerdo los rostros de angustia cuando paró el sismo y no había como comunicarse”.
Sandra Villegas Rojas, Waterfall Gard.
Han sido dos años muy duros, el turismo bajó más del 60 por ciento. Urge la carretera”.
Ovidio Miranda, Fresero.
A los que sembramos fresas nos sirve que haya más turismo, que entren más buses”.
Herbert Wedel, Constructor,
Sin ser lujosas, las nuevas casas son individuales, con pisos de cerámica y buen espacio ”.
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