Isaac Zúñiga Keith
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Tibás. - Como toreros improvisados. Así entraron los jugadores del Saprissa ayer para hacerle la faena a los “Toros del Norte” a los que le hicieron tres pases letales, en el debut de ambos en el torneo de Verano.

Pues sí, como esos muchachos que llegan al redondel decididos, que son bien osados, y si tienen el chance de tomar al animal por los cachos, lo hacen sin miedo para el deleite de los presentes; de esa forma entraron los morados a su plaza haciendo ver que vienen en serio en busca de volver a ser campeones nacionales.

Y es que los tibaseños lucieron una leve mejoría con respecto al rendimiento mostrado en el certamen anterior, donde fueron un completo desastre, salieron revolcados y mordieron la arena en repetidas ocasiones frente a sus rivales, ubicándose penúltimos.

Ayer otra fue la historia, se le vio actitud, corrieron, fueron más dinámicos dejando claro que apostarán en este 2011 a un fútbol de primera intención, a ras de piso, bien elaborado, sin abusar tanto del juego directo.

Eso sí, tuvieron que tener paciencia para romper el cerrojo defensivo que puso San Carlos en la primera parte, quien se paró bien ordenado atrás, tratando de salir rápido y hacer daño en el contragolpe.

Incluso, los dirigidos por el técnico mexicano Juan Manuel Álvarez no se desesperaron por la silbatina de su afición, impaciente, murmurando en las gradas que estaban viendo más de lo mismo, nada diferente que los ilusionara y los volviera a hacer creer en que su equipo sí está para luchar el título.

Para fortuna de los saprissistas, tras el descanso, apareció lo mejor de su equipo.

Wálter el “Paté” Centeno se envalentonó, dijo presente, sacó el capote y la muleta que tenía guardados en el camerino, y arrancó los aplausos con un golazo de tiro libre, clave para el desenlace final de la corrida.

Con ese primer golpe certero, los norteños se sintieron amenazados y buscaron salir a embestir, pero faltó que los punzaran con un chuzo eléctrico para que lo hicieran de forma peligrosa, más decididos.

Más bien, bajaron la guardia y eso lo aprovecharon los morados, quienes se sintieron más cómodos con los espacios que dejaron los sancarleños y ooole, ooole, ooole, se comenzó a escuchar a una sola voz.

Luego apareció Alejandro Sequeira y clavó sus banderillas, pero lo mejor estaba por llegar al cierre del choque, cuando Alonso Solís, ese que pidió la hinchada tibaseña se sacó de la manga un sombrerito espectacular que terminó de desatar el holgorio en la “Cueva del Monstruo”.

Ahora, los saprissistas tendrán que ratificar todo lo bueno que hicieron ayer, en la próxima fecha, nada más y nada menos que visitando el territorio el actual campeón, la Liga, una dura prueba en el Clásico Nacional para demostrar que lo efectuado no fue solo obra de la causalidad, apenas en las primeras de tanteo del torneo de Verano.