Llegaron a echar el ruco | Farándula

Más de 3 mil caballistas se inscribieron, los cuales inundaron la calles palmareñas.
Algunas espuelas y los estribos destacaron por sus bellos diseños en plata.
Hubo sombreros de todo tipo pero el de Andrés Alpizar la voló. Su hermano Carlos llevó un gorro.
No sólo hubo cascos, también los cuernos se asomaron.
José Cascante de Sarchí, hizo trucos con su caballo Guachacán quien le obedecía como si fuera un perro.
El encantador Fabián González resultó ser todo un jinete experto y no le impresionó el tamaño de Palomo.
Graciela Gómez y Stefanie Baldi se robaron las miradas y se llevaron piropos a su casa.
Hubo “pelotas” de amigos que disfrutaron y tomaron de lo lindo, el pretexto fue el tope.
Tan emocionada estaba Maricruz Leiva de volver a la “tele” que contó hasta que fue a la playa con su familia.
Al presentador René Barboza se le salió lo sexista al decir que “a las mujeres que no hacen caso se les dice mulas” ¿Perdón?
“Choché” y “Yiyo” no podían faltar al fiestón como era de suponer llegaron tempranito para poner el humor.
Mientras empezaba la transmisión de canal 7 los presentadores recibieron un buen baño de sol, ni hablaron entre sí.

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“Estamos de vacaciones”, “saqué libre”, “entro la otra semana” y “ando escapada”, fueron las mejores excusas que dieron los y las asistentes ayer al tope de Palmares, que en su edición 2011 no defraudó.

En punto a la 1 p.m. arrancó el desfile de caballistas, que según la Asociación Cívica Palmareña convocó a más de 3 mil jinetes inscritos, y que dicha suma aumentó con los clásicos “colados”.

Los ¢15 mil de la inscripción poco importaron a los que se aventuraron a recorrer los tres kilómetros de trayecto, ya que a lo largo del camino tenían garantizado muchos dividendos como gallitos, refrescos, bloqueadores solares, bebidas energéticas y los más lanzados hasta guapas mujeres que pedían un “paseíto”.

La brisa ayudó a saciar el calor calcinante de ayer, y claro, no podían faltar las agüitas, whisky, guaro de contrabando y un trago preparado a base de chirrite, miel y nance, almacenado en uno de los “cachos” de un jinete.

Uno que otro conocido decidió ir montando como el caso de la cantante Elena Umaña.

“La yegüita que llevó se llama La Victoriosa. Este es mi segundo tope, el primero fue en diciembre, fue mi primera experiencia y me encanta porque uno puede compartir con el público”, manifestó.

El público disfrutó el desfile equino desde todos los ángulos. En los toldos que este año se prepararon mejor y armaron su propia discoteca, en los balcones de las casas y en la pura calle. Allí abundaron las hieleras, sillas de playa, sombrillas y la lluvia de contenido etílico que algunos prefirieron derramar.

Carolina Porras, vecina de Alajuela, fue una que junto con su grupo de amigas agarraron buen campo.

“Somos como 10 personas, y nos devolvemos no sé en qué pero nos devolvemos. Llegamos al mediodía, agarramos buen campito, nos vamos a quedar hasta la noche”, explicó.

“Lo bueno es que veo mucho orden, y lo malo es que hay gente que viene a hacer pleitos”, dijo la estudiante de Odontólogía.

Desde las 9 p.m. María Emilia Cordero, a quien sí le creímos que no se escapó por su condición de pensionada, no pudo armar su parrillada como quería.

“Vine con mi esposo. Me traje el carbón y la carne, pero es tanta la gente que no pudimos montarla”, contó al resignada y con mucha hambre.

Pero el desfile no fue sólo de caballos, también de bellas muchachas que inundaron las aceras.

Cada 5 metros se divisaban ropas ajustadas, botas, pantalonetas y miles de camisas desabotonadas con escotes de infarto que invitaban a no dejar este pueblo que es “para hacer amigos”.

Una vez más Palmares se salió con la suya y el público también, pues muchos “echaron el ruco”.

Sólo habrá que esperar cuantos llegan hoy a trabajar o a sus clases (si es que llegan) más coloraditos que de costumbre.

Créditos. Editor: Gabriela Solano. Redactores: Alan Andino, Neyssa Calvo, Isaac Lobo. Colaborador: Felipe Arrieta. Foto: Meilyn Aguilera, Marcela Bertozzi y Herbert Arley.