Brasil/AFP- El Ejército brasileño se sumó ayer a las operaciones de rescate que avanzaban a duras penas, debido a las persistentes lluvias que devastaron varias ciudades de la sierra al norte de Río de Janeiro y dejaron al menos 626 muertos en cinco días.
La prioridad de los militares y equipos de auxilio es llegar a las zonas más aisladas, pero la tenaz lluvia, que se inició el miércoles pasado, dificulta enormemente las operaciones y pone la zona bajo peligro de nuevos deslizamientos de tierra.
“Las dificultades para el rescate por tierra son aún mayores. Aquí cambió la geografía. Las carreteras desaparecieron, uno agarra un mapa y nos encontramos con otra montaña que ni existía. Hay que abrir camino para llegar a los lugares”, comentó el jefe de los bomberos de Río, Pedro Machado.
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