Erick Carvajal, enviado
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Panamá. Que no nos engañe el 2 a 0 a Guatemala, la clasificación a la Copa de Oro y el pase a semifinales.
A la Tricolor le queda mucho trecho por recorrer y a decir verdad, Guatemala nos sonrojó en la inicial.
El primer gol de Marco Ureña fue vital, pues Costa Rica se encontró con una ventaja no merecida hasta ese entonces.
Y la anotación varió el libreto. Los nuestros tomaron confianza, dejaron de jugar el futbolito insípido de tanto toque y tuvieron más profundidad.
“Chiqui”, quizás el delantero más inteligente del medio nacional, demostró que rinde también detrás de los hombres en punta.
Se asoció con Borges, con Ureña, con Mora cuando ingresó, con Guevara y la Sele mejoró, pero no tanto, no alcanza para “rajar”, ni para para lanzar campanas al viento.
También cambió la actitud y la vergüenza de ese primer tiempo los hizo dejar de cometer errores. “Asimilaron bien lo que queríamos en esos diez minutos que uno puede hablar (el descando)”, dijo La Volpe.
Guatemala, sin ser un dechado de virtudes, pero sí de espuela, mucho más que los nuestros, no aprovechó esos yerros defensivos que cometió la Selección, generalmente cuando se intentaba salir jugando.
“Los equipos míos tienen que ser así”, dijo el técnico. Pero que aprendan rápido porque el bostezo que le sacó el partido a La Volpe, dice mucho de lo que fue el juego.
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