Isaac Zúñiga Keith
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Desamparados. - A Liga se le volteó la tortilla ayer en Desamparados, y le terminaron dando una probadita o más bien, un cucharón de su propia dosis, que por más que tragó grueso y quiso digerirla, le supo bien amarga.

Pues sí, aquella historia de que a los manudos se les estaba haciendo costumbre remontar sus juegos en el segundo tiempo, en este inicio del torneo de Verano 2011, tuvo otro desenlace, fatídico para ellos.

La suerte de campeón que muchos decían tenían los rojinegros adherida se les despegó seguro el sábado anterior en el juego que ganaron en el último suspiro del mismo, en casa ante Puntarenas, conjunto que le empezó derrotando 0-2; porque ayer en el estadio “Cuty” Monge nunca apareció o les dio la espalda.

Sino que lo diga el defensor Luis Marín, quien se confió, se envalentonó y quiso salir jugando como cuando era un chiquillo de 15 años, pero sin preveer que a la marca llegaba el volante de Barrio México James Scott, el todo pulmón que le arrebató el balón, le dijo “con permiso, para donde va” (qué clase de horror el del capitán erizo) y puso de cara a la gloria al joven ariete Josué Mitchell, que ni lerdo ni perezoso, se bautizó con gol en la Primera División.

Vaya manera de hacerlo, frente a la Liga, y dándole la victoria al cuadro mexicanista, 3-2, en una remontada a puro coraje, con pundonor y ganas, que tanto lo necesitaba por todos los problemas administrativos e incertidumbre que aqueja al club.

De paso, les sirvió no solo para darle el primer triunfo a los “Canelas” en el actual torneo, sino, para arrebatarle el invicto al equipo manudo, que no perdía en el campeonato nacional desde el pasado 11 de noviembre, cuando cayó 3-1 ante San Carlos.

Y es que evidentemente a nadie le gusta perder, menos de la forma en como lo hizo Alajuelense, desaprovechando una ventaja de 2-0, conseguida gracias al doblete de Argenis Fernández, que pasa un gran momento en el plano individual, uña y carne con las anotaciones.

Vivo ejemplo de lo anterior fue un niño que estaba más que entusiasmado en las gradas viendo cómo el equipo de sus amores sacaba la faena, al punto que le propuso un reto a su abuelo que lo acompañaba. “Si la Liga gana, cuando termina el partido me compra una hamburguesa”, le dijo antes del minuto 70 confiando en que los rojinegros no iban a tener mayores contratiempos.

Pero, se comenzó a preocupar con el tanto de Wálter Chevez desde el punto de penal dos minutos más tarde, tras la falta de Cristopher Meneses sobre Hansell Arauz, aún más, cuando James Scott puso el empate 2-2 y el llanto se apoderó de él terriblemente, con el 3-2 de Mitchell y la remontada del Barrio.