Roxana Zúñiga Quesada, periodista
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“La paca, ahí viene la paca”, gritaba algún chiquillo y de inmediato, se producía la desbandada de niños en procura de protegerse de la fuerza del orden.
El delito era alguna travesura como tocar el timbre a las 8 de la noche, tirar piedras a los techos, aullar como lobos en dieta, jugar escondido con más gritos que un grupo de marineros jugando naipe… y algunas otras formas de diversión que reñían con el descanso de la gente del barrio.
Así que con derecho, algún vecino telefoneaba a la patrulla y ésta acudía a mandar a todos a la cama.
El nombre de la paca provenía del gobierno de Rafael Angel Calderón Guardia (1940-1944), pues el Ministro de Seguridad era Francisco Calderón Guardia, a quien le decían Paco; las patrullas eran sus “hijas”.
La Policía infundía respeto, admiración y una sensación protectora. De hecho, la mamá le martillaba a sus hijos: “si se pierden buscan un policía y le dicen que están perdidos”.
Y el juego preferido era “policías y ladrones”. Si alguien se sentía muy apegado a los valores, escogía el bando de los buenos.
Tan solo 45 años después, las fotos y los videos muestran a algunos policías en el grupo de los malos: roban, matan, agreden, violan, trafican, falsean, violentan y demás verbos delictivos.
Ahora la mamá alecciona al menor: “si ve un policía, corra…”
¡¡¡Qué pena!!! La falta de interés, las malas decisiones y ministros, la miopía de algunos gobernantes, los intereses creados y otras causas nos heredan una policía podrida.
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