Courbevoie, Francia / AFP. La selección brasileña entrenó ayer por primera vez desde su llegada a Francia, con una sesión en la periferia noroeste de París, donde se agolparon decenas de jóvenes para aclamar a los jugadores.

El autobús de la “Seleçao”, que se mide al equipo nacional francés en un amistoso, fue recibido en el pequeño estadio Jean Blot de Courbevoie por un grupo de unos dos centenares de entusiastas y ruidosos hinchas, en su mayoría jóvenes y algunos de ellos con banderas brasileñas.

Una vez que los integrantes de la “canarinha” entraron al recinto, los aficionados se agolparon en las vallas exteriores de las instalaciones, donde pudieron seguir animando a sus ídolos, mostrando una especial predilección por el atacante Robinho, y siguiendo atentamente sus ejercicios.

“Es importante jugar un partido Brasil-Francia, que siempre es especial”, dijo Danny Alves.