Carlos Hernández, corresponsal GN y Rodolfo Martín
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Los Chiles, Alajuela.- Una madre y sus cuatro hijos, la mayor de 13 años y la menor de unos cuatro meses, escaparon ayer en la madrugada de morir calcinados al alzar en llamas la humilde vivienda en la cual vivían.

La amarga experiencia la vivió Reina Quintero Mendoza, de 37 años, luego de que tres desconocidos le prendieron fuego a la casa cerca de las 0:45 a.m.

El incendio fue 600 metros al sur de la escuela de Isla Chica de Los Chiles y, a 200 metros al noreste del sitio donde el 27 de enero, dos encapuchados hicieron lo mismo, solo que a plena luz del día, con la casa de Santos Betanco y familia.

“Aún no tenemos elementos para confirmar o descartar, que ambos incidentes de características similares, estén relacionados entre sí”, dijo el oficial Alexis Núñez, jefe del Comando cantonal de Fuerza Pública.

Isla Chica, a 1.500 metros de suelo nicaragüense, ha sido escenario en los últimos meses de varios hechos delictivos, entre ellos el homicidio del finquero José Ronaldo Espinoza.

Al parecer, fueron unos golpes en la puerta principal de la casa de Reina los que la despertaron.

“Eran tres desconocidos que exigían que les abriera y como les respondí que no, me gritaron: ¡Ya verá lo que le va a pasar!

Luego, unos segundos después miró cómo una de las paredes comenzaba a arder y, “desesperada le grité a mis hijos que se levantaran porque las llamas pronto nos alcanzarían”.

Los vecinos más cercanos la ayudaron a sacar a los niños y gracias a ellos, también logró salvar un par de camas con sus col

chones”, narró la angustiada madre a la salida de la sala de emergencias del hospital local, donde atendieron a su hija menor con problemas respiratorios causados por la inhalación de humo.

Mientras estaban en esa labor, uno de los niños se llenó de emoción al hallar entre las cenizas y en perfecto estado, el único de los cuadernos que el fuego no consumió y que habían comprado para iniciar ayer el curso lectivo.

Antonio Altamirano, director de la escuela, solicitó la apertura de un puesto policial para aplacar el miedo que invade a todos los vecinos de la zona.