Franklin Arroyo
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Esta vez no hubo “Liga Hora”. Ni gol de infarto en el último suspiro, ni alegría para el rojinegro... no hubo claridad, ni fortuna, ni la suerte del campeón.
Marcelo Sarvas, brasileño de Alajuelense, pudo echarse a la afición a la bolsa, pero erró el penal del triunfo, cuando no había tiempo ni para un suspiro, al 94.
Su remate al palo de mano derecha del arquero Jean Carlo Chacón, puede pasarle una factura muy alta con la afición.
Lo que sí hubo en la grama sintética del Morera Soto fueron once universitarios, disminuidos a nueve en los últimos minutos, que sacaron la casta, que pusieron el corazón, que apretaron dientes, que se fueron arriba en el marcador, que atacaron sin complejos...que creyeron en la hombrada y que la tuvieron cerca.
Así se pelea un descenso, así se hace sufrir a un campeón, así se pone a pensar a los porteños y a brujos.
San Valentín
Alajuela estuvo bondadoso en la inicial. Se les ablandó el corazón con eso del día de San Valentín y regalaron la iniciativa casi 20 minutos.
Y esa iniciativa no significa tener la bola, significa llevar peligro al arco contrario, cuando logran hacerse con el balón. Eso hizo la UCR.
La Liga tenía posesión, pero la UCR, con fútbol, robando la espaldas de los defensores, haciendo paredes, abriendo por los costados, o con pelotazos al espacio, hizo sufrir al Morera Soto.
Quesada le negó el gol a Castro, dos veces y Díaz mandó al cielo el balón en una opción clarísima.
Hasta que llegó el desborde de Waston, el bañito a Acosta y el fusil a la red.
La Liga no pudo penetrar la defensa y debió acudir a la media distancia donde Gabas y Sancho calentaron las manos de Chacón, que lució sobrio.
Más regalos
Fue un juego intenso en el complemento. Con la Liga encima, con la “U” apostando al contragolpe. Uno con el ojo puesto en el liderato, que no se le da y el otro hundido en el sótano, pero que da signos de vida.
Con Ureña en el complemento mejoró la Liga. Abrieron la cancha, por eso los laterales llegaron con más frecuencia y empezaron a generar peligro.
El empate de Guevara, ante una jugada de insistencia de Meneses, aunado a un error de Alejandro Castro, hizo creer que se repetiría lo de siempre... la remontada manuda. El San Valentón para los rojinegros.
Y fue más evidente con el gol de Gabas en un tiro libre.
Pero Marín regaló un penal cuando no pudo controlar un balón. Cierto que dudoso, pero la UCR aprovechó para igualar, con 18 minutos por delante.
Volvió el asedio manudo y la Liga volvió a encontrarse con un penal, regalado por Royero, que no marcó bien.
En las gradas volvió el recuerdo de Puntarenas (3-2 con penal de último minuto), el de la “Liga hora”, Sarvas tomó el balón, lo pegó en el poste y dio el San Valentín adelantado a los universitarios.
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