Manzanillo, Limón.- “¡Ayuden a mi vieja!”, gritó Sasha Kuriluk, mientras observaba cómo su madre Silvia Bedecarrás (quien es su compañera del equipo X Tres Toledo de Argentina) era arrastrada por el fuerte oleaje en la playa Westfalia de Limón.
Fue solo un susto, pero ver a los atletas del Aventure Race, nerviosos hasta temerosos es poco común, sin embargo, el “mar picado” limonense, demostró que estos “superhumanos” también son vulnerables.
La chilena Verónica Bravo, quien compitió con el equipo costarricense de Agricenter Caribe comentó: “Fue la parte más peligrosa, la verdad este tipo de oleaje en cualquier tipo de competencias es de cuidado”.
Marco Méndez, del cuarteto Grupo Orosi, quien es un experto guía de “rafting” en el río Pacuare, tuvo que asistir a su compañero Álvaro Sáenz, pues el mar lo arrastró hacia un sector de la playa donde habían restos metálicos de un barco abandonado.
“Una cosa es subir una montaña a pie o andar en “bici” lo cual uno puede controlar, pero el mar es difícil y el oleaje era muy fuerte para todos”.
Gonzalo Calisto de la escuadra Nissan Ecuador, sufrió la luxación de su hombro izquierdo cuando una gran ola lo sacó de su kayak y se golpeó con un remo.
“La verdad fue lo más duro de la prueba”, dijo adolorido.
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