AP y EFE/Buenos Aires. - Para ser campeón se necesita algo más que dos manos salvadoras.
Paraguay lo comprendió ante Uruguay, cuando las mismas manos milagrosas de Justo Villar que lo habían depositado en una instancia decisiva después de 33 años no fueron suficientes contra Luis Suárez y Diego Forlán.
“Uruguay es un justo campeón”, reconoció Villar, elegido el mejor portero de la Copa.
El equipo del argentino Gerardo Martino empató cinco partidos y perdió el más importante.
Marcó cinco goles y le convirtieron ocho. Terminó como mejor tercero en el Grupo B detrás de Brasil y Venezuela, a quienes tuvo contra las cuerdas en los choques de primera fase, pero en ambos casos la victoria se le escurrió en los minutos finales.
“Hicimos un torneo de mayor a menor y en el partido de hoy, Uruguay fue más intenso y con unos delanteros muy buenos, sobre todo en la primera parte, fueron más. Luego se niveló el partido, pero incluso con nuestro dominio ellos siempre daban sensación de peligro”, agregó.
El director técnico de Paraguay comentó que lo más importante para el grupo fue llegar a la final del torneo.
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