Deportes
Lunes 25 de julio de 2011, San José, Costa Rica
Pasión por el deporte

Opina Mauricio “Chunche” Montero

Pocos como Luis Marín

Mauricio Montero

Asistente técnico

Es algo muy bonito el compartir con una persona como Luis y sobretodo el verlo nacer como jugador, ver la carrera que hizo y también estar presente en el final.

Son pocos los jugadores que salen siendo campeones y hay que reconocerle eso, no se puede decir nada más de lo que ha logrado en su carrera. Tiene dos mundiales, nueve campeonatos nacionales, jugó en el exterior...

Verlo culminar una carrera como la de él me llena de alegría, porque son pocos como él, un jugador que siempre se entregó al equipo, que vivió buenos y malos momentos, pero siempre dio la cara.

Desde que empezó a jugar cuando se fue a Carmelita y volvió a la Liga, empezaron los consejos de mi parte y también de Fernando Sossa, quien fue para nosotros un papá futbolísticamente hablando. Nos enseñó mucho y la experiencia se la pasamos a Luis los dos.

En todos estos años hubo muchas vivencias y anécdotas, la que más recuerdo es la del matrimonio.

Él dice que yo le eché la zancadilla y lo empujé. Había un grupo muy unido en el equipo, con Víctor Badilla, Javier Delgado y otros que viajábamos a La Garita de Alajuela a comer olla de carne al restaurante de la suegra de Marín, él fue con nosotros y ahí empezó a conocer a su señora.

Dice que yo soy el culpable de eso, pero le traje la suerte porque ha sido un matrimonio muy bonito y ejemplar.

Otro de los recuerdos con Luis es cuando se enojaba y su reacción era agarrar a patadas lo que se le pusiera en frente. Agarraba a patadas los tacos, las botellas, todo lo agarraba a patadas.

Los momentos más difíciles que viví con él fueron cuando cometía algún error en la cancha y la gente se le venía encima, incluso llegó en algún momento a meterse con la afición. A veces se le criticaba porque cometía un error por no reventarla, sino por salir jugando y eso la gente no lo entendía, entonces había que apoyarlo bastante.

Compartir con él, ser compañero y haberlo dirigido como entrenador y asistente son los recuerdos que quedan y eso es lo bonito del fútbol, que deja buenos y malos momentos en la mente, pero sobre todo deja amigos como Luis.