San Rafael de Alajuela.- Un tatuaje es para toda la vida y por eso la decisión de hacerse uno tiene que ser bien pensada para no arrepentirse. Así lo hizo el arquero de la Tricolor Keilor Navas.
Hace cinco años se envalentonó y decidió caer en la tentación, decidiendo que iba a marcar su piel con el nombre de su madre, por lo que en el brazo del portero se lee “Sandra” como un homenaje a su progenitora.
“Es una de las personas que más amo y es algo de lo que no me voy a arrepentir nunca”, afirmó ayer Navas tras la práctica de la Selección en el Proyecto Gol.
Un oro que se volvió inalcanzable
Por primera vez llega con ritmo