Con un agresor, con un enemigo, como Ortega, no se comparte.
Bien hace la Presidenta Chinchilla en rechazar esa cínica invitación de Managua a asistir a una charanga mañana, en la frontera común, dizque a esperar el fallo de la Corte Internacional de La Haya sobre la invasión de tropas nicaragüenses al territorio tico de Isla Calero.
No le basta con la descarada agresión que ha perpetrado a la soberanía de un país desarmado. No le basta con este desplante de matonismo, propio de un régimen autoritario, conculcador de las libertades individuales y colectivas de sus ciudadanos.
Régimen mafioso que acaba de echarse a sus cofres: $1.400 millones; compra medios de comunicación, bancos, hoteles y a nadie le rinde cuentas.
Todo ello en una apuesta a perpetuarse en el poder sin que la comunidad internacional reaccione. Ni EE.UU. se percate.
Todo ello con la complicidad de los dirigentes opositores internos que, vaya uno a saber, sino se frotan las manos con la nueva piñata.
¡Qué lastimoso que mientras en el resto del mundo, una rebelión incontenible arrasa, como un tsunami, con regímenes espurios, iglesia, partidos, juventudes y demás organizaciones cívicas del vecino país andan sedados!
Este es el vecino con el que Costa Rica tiene que coexistir; sometido hoy por un régimen enemigo de democracia.
En ese tanto la Presidenta no tiene nada que ir a compartir, ni dialogar.
Punto final- Se rasgan unos puritanos sus vestiduras porque EE.UU. le da asistencia en seguridad al país. Sea bienvenida esa ayuda, antes de que pronto pasemos a formar parte de los “estados fallidos” latinoamericanos acechados por el crimen organizado y por el bandolerismo bolivariano.
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