AP En su cuarto de hotel a la mañana siguiente, Muhammad Alí, se recuperaba de una mandíbula inflamada cuando el camarero llegó con el desayuno y un buenos deseos para el “campeón”.

“No soy el campeón”, lo corrigió Alí. “Frazier es el campeón”.

Si alguien necesitaba conffirmarlo, ahí estaban los diarios.

Alí aparecía con la mirada vidriosa mientras se levantaba de la lona en el 15to asalto. Frazier caminaba hacia una esquina neutral, seguro de la victoria.

“En realidad hubo dos caídas”, recordó Frazier con una risita. “Dijeron que la primera fue un resbalón. Pero fue el gancho de izquierda el que lo hizo resbalar”.

De esta forma ayer se cumplieron 40 años de cuando Alí y Frazier se enfrentaron en el Madison Square Garden en un combate tan importante que fue bautizado simple y llanamente como La Pelea. Lo que estaba en juego era el título de Frazier de los pesos pesados, pero muchos aficionados al boxeo consideraban a Alí el campeón, despojado del título por negarse al servicio militar.

Ambos llegarían a enfrentarse dos veces más, incluida una en Manila. Pero nada se puede comparar con esa noche de marzo en el Madison Square Garden.

Frazier se lanzó al ataque de principio a fin, acosando a Alí y conectándolo con ganchos de izquierda cada vez que se acercaba. Alí payaseó en ocasiones, pero acertó golpes con su jab y propinó algunos derechazos que habrían derribado a otros púgiles.

Frazier, no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad. Puso en malas condiciones a Alí, que en el onceavo asalto, patinó en un espacio mojado y cayó a la lona. Después, cuando restaban 25 segundos en el 15to episodio, Frazier asestó un demoledor gancho de izquierda que derribó a Alí.

El retador se levantó y terminó el combate, pero su mandíbula estaba inflamada como una toronja. Cuando se anunciaron las tarjetas, Frazier había ganado por decisión unánime.