Rodolfo Martín
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A un vecino le hicieron pagar ¢200 mil. Luego le exigieron un segundo pago por el mismo monto y cuando se opuso a una tercera extorsión, le balearon la casa.

A otros vecinos les dispararon, intentaron quemarlos dentro de su casa o incendiar sus carros.

Así operaba en Sagrada Familia, sector sur de la capital, una violenta pandilla de asaltantes desarticulada ayer en la madrugada, en un operativo de 19 allanamientos simultáneos respaldados por 200 policías. Hubo 11 detenciones: tres adultos y ocho menores.

La banda, integrada por menores, la mayoría costarricenses y, con edades entre los 13 y 17 años, era liderada por seis adultos que los suplían de armas, refugio ocasional y otro tipo de logística, dijo Jorge Rojas, director del OIJ.

La investigación, iniciada en agosto del 2010, fue coordinada por la Fiscalía de Penal Juvenil cuya fiscal adjunta, Mayra Campos, reaccionó satisfecha con los primeros resultados conocidos.

En el golpe policial de ayer participaron agentes del OIJ y medio centenar de oficiales de la Fuerza Pública y la Policía Municipal.

La intimidación de los pandilleros llegó a tal magnitud, que imprimieron y distribuyeron dentro del vecindario fotografías suyas donde aparecen armados. Luego, hicieron llegar esas imágenes digitales a los teléfonos celulares de los vecinos.

El descaro y el deseo de amedrentar, los llevó a ordenar a los vecinos meterse en sus casas porque iban a asaltar y convertirse en testigos podría significar su muerte, anotó Rojas.

Los pandilleros comenzaron a operar en sectores aledaños a la llamada “calle de la puñalada”, pero pronto, se adueñaron de otros sectores y últimamente atacaron en Hatillo, San Sebastián y barrio Cuba.

Ayer, les habían decomisado armas, chalecos antibalas y varios millones de colones.

“Hay gente que ha vendido o abandonado sus propiedades por este problema. Uno de los adultos que lidera la pandilla, se apropió de unos 10 inmuebles”, aseguró Rojas.