Milton Montenegro, enviado
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Ayer conocí el estadio Rio Tinto, sede del juego de esta noche, a las 8 p.m. entre el Real Salt Lake y Saprissa.
Un escenario bonito, cómodo, con varios pisos y las imponentes montañas cubiertas de nieve, como principal paisaje para atrapar la atención de los visitantes.
Apenas tiene tres años de construcción y es superior a cualquiera de los que poseen nuestros clubes de la Primera, pero se queda corto si se compara con la joya, el nuevo Estadio Nacional.
A la par del Rio Tinto, nuestro Estadio Nacional, sí porque es nuestro, es de todos, es muy tico, simplemente lo opaca y por eso aprovecho para decirles, cuidemos la joya de La Sabana. Pronto es la inauguración y debemos tratarlo como nuestra casa.
Que nadie raye paredes, no hay que estar de pie sobre los asientos y menos, pretender llevarse (o robarse), porque los amigos de lo ajeno son buenos para sacar provecho y llevar una vida fácil.
El Rio Tinto tiene tres años y parece que lo inauguraron ayer, luce hermoso, cuidado, no huele mal, claro, seguro nadie llega a orinarse en alguna de sus esquinas, como hacen muchos ticos, cuando asisten a los partidos.
Así que debemos estar orgullosos del regalo que nos dieron los chinos, no sé si al final será totalmente regalado, porque no hay almuerzo gratis, pero bueno, ahí está y se debe cuidar.
Tal y como hacen los habitantes de Salt Lake, cuidan sus casas y calles. Todo se ve limpio y en orden.
Se puede caminar con tranquilidad por la ciudad sin temor a un asalto, tampoco aparecen los que piden dinero por necesidad y quienes extienden la mano, solo por no trabajar. Salt Lake es agradable, ofrece una paz que se respira en el ambiente.
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