Miami/AP.- LeBron James y Dwyane Wade bromearon bastante, sonrieron con facilidad y dieron respuestas bien pensadas a las preguntas de la prensa.
Unos minutos después, el alemán Dirk Nowitzki llegó al atril y saludó, espontáneo, a los periodistas: “¿cómo estamos?”, gritó.
Si fuera por las conferencias de prensa previas a la final de la NBA, uno nunca se enteraría que uno de ellos es el chico bueno y los otros, los villanos.
Hace poco menos de un año, el Heat se ganó el puesto del malo en la NBA al juntar a James y otra estrella sin contrato, Chris Bosh, con su propio astro, Wade, en una sociedad fabricada para disputar campeonatos. Hoy, Miami recibe a Nowitzki y sus Mavericks de Dallas en el primer partido de la final de la NBA.