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Miércoles 14 de septiembre de 2011, Costa Rica
Pasión por el deporte

Opinión

¿Y quién nos podrá defender?

Amado Hidalgo

Periodista

O el jugador tico es tonto por naturaleza o padece una espantosa falta de concentración. Solo eso explica los episodios reiterados en donde los sueños de un equipo o de la Selección quedaron en nada con el último suspiro.

Si el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, habría que esculpir un monumento a la tozudez para nuestros mejengueros de tiempo completo, que arrastran errores de siempre, atropellando la ilusión de sus tristes seguidores.

El agónico gol de los gringos en aquella noche del adiós mundialista en Estados Unidos me duele y nos duele aún y por siempre. Es la mezcla de ingenuidad, torpeza y desconcentración un coctel amargo que a menudo bebemos.

El “hay que seguir trabajando” se convirtió en una tonta muletilla más en ese lenguaje vacío que no dice nada al concluir las grises jornadas. Porque es un hecho que muy pocos invierten tiempo y neuronas en aprender de sus yerros.

Los goles que sufre nuestra Selección casi siempre nacen de esa suerte de inoperancia y desidia que acompaña el futbol tico, cual tragedia griega de inevitable final mórbido.

La “Saprihora” de ayer, o su versión liguista de menor edad, que la sufren los defensas rivales, se recrea con dolorosa crudeza en las jornadas de la Tricolor, dejando ese sinsabor postrero de que un pestañeo nos robó la tarde, la noche y la vida.

Y nos quedamos con esa sensación de que pudo ser para más, que Sudáfrica nos guiñaba el ojo o que en Colombia pudimos ser causa de funeral colectivo en la noche de los Golobio, Escoe y Campbell. Siempre nos falta algo…

Ojalá Pinto, con su obsesiva pasión por los detalles defensivos, logre el milagro de que los zagueros ticos aprendan de sus viejos errores y dejen de entregar con sus despistes la alegría robada a nuestra pasión de futboleros.