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Martes 20 de septiembre de 2011, Costa Rica
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Opinión

Uno y otro

Julio Rodríguez B.

El nuevo director técnico de la Selección de Fútbol, Jorge Luis Pinto, estuvo presente en el estadio del C.S. Herediano en el partido frente a la Liga observando, comentando y tomando apuntes.

Casi pasó del aeropuerto al cumplimiento de uno de sus deberes básicos: observar la materia prima del fútbol tico en los juegos del campeonato.

Hago hincapié en este punto porque difiere del comportamiento de su antecesor, Ricardo La Volpe, conocedor a fondo del fútbol, pero víctima del peor antivalor en el ser humano: el irrespeto.

En el caso de La Volpe, irrespeto a los jugadores, a los dirigentes y a los periodistas. Dijo verdades necesarias, puso el dedo en la llaga en nuestra autosuficiencia y en nuestros autoengaños, pero de poco sirve hablar con la verdad en una mano y con el irrespeto en la otra.

Respeto, respeto, respeto, el valor ético fundamental, junto con la responsabilidad.

Otra comparación viene a punto. El irrespeto del D.T. del Real Madrid, Mourinho, que se traslada a los jugadores en la cancha y la calidad humana del estratega del Barcelona, Guardiola. El símil no es gratuito. El respeto produce dividendos; el irrespeto, ridículo.

El respeto no crea campeones por si solo, pero sí es cierto que sin respeto no se producen campeones.

El ejemplo de trabajo de Jorge Luis Pinto y sus comedidas declaraciones iniciales han impresionado bien.

No nos garantizan la clasificación para el Mundial, pero sí nos indican que comenzamos por el camino recto.

Una clasificación depende de variables y hasta de la suerte, pero, un director técnico formado en la escuela de la ética y del dominio de su materia (el fútbol) está mejor preparado que otro, con diferentes valores, para sobreponerse a todas las vicisitudes de un proceso de clasificación. Esta es una constante en la vida. Conviene, pues, tenerla en cuenta.