Nacionales
Lunes 23 de abril de 2012, Costa Rica

Fue condenado a 20 años de prisión por dos crímenes en Panamá

Exjefe militar de Manuel Antonio Noriega suma dos décadas aquí

Luis González González, La Estrella de Panamá y Carlos Láscarez S.

clascarez@aldia.co.cr

San José.- El excapitán de Los Doberman –cuerpo antimotines de las Fuerzas de Defensa de Panamá durante la dictadura de Manuel Antonio Noriega– Jorge Eliécer Bernal, asegura que no tiene relación con los dos asesinatos por los que fue condenado a 20 años de cárcel en Panamá, el 27 de abril del 2001.

Allá se le juzgó en ausencia. Desde hace 20 años habita en Costa Rica, a sabiendas de que no es posible extraditarlo. El país no acepta ese tipo de juzgamiento.

La primera vez que Bernal vino fue en marzo de 1983. En esa ocasión tuvo a su cargo el traslado del papa Juan Pablo II de San José a Panamá. A ese país el pontífice llegó el 5 de marzo.

Bernal fue condenado por el crimen del obrero de construcción Sixto “Yito” Barrantes Méndez, ocurrido el 14 de marzo de 1986 en el parque Santa Ana.

También por el del empresario español Manuel Vásquez, quien era el propietario del ‘night club’ “La gruta azul”. Vásquez fue ultimado el 3 de febrero de 1987 de un disparo de escopeta en la provincia de Colón, a 70 kilómetros al noreste de la capital.

Según información de la época, el crimen del español fue planeado por un hijo del comerciante con el fin de tener acceso a la herencia.

En un céntrico hotel josefino de San José, el exjefe de Los Doberman aseguró ser inocente de los homicidios.

Sobre el caso de “Yito” Barrantes, recordó que ese día recibió la orden del coronel Macías Leonidas para que se presentara a cuidar la Asamblea Legislativa.

Según su testimonio, durante seis horas permaneció resguardando el sitio hasta que a las 8 p.m. fue alertado de que había disturbios. Sin embargo, al llegar le extrañó que no había nada. Los comercios estaban intactos, al igual que las vidrieras.

Disparo fue con una escopeta

Una vez que reportó que no había ninguna novedad, se retiró al Cuartel General, donde le preguntaron si él o alguno de sus hombres había disparado, a lo que respondió que no.

“El coronel Macías me dijo que había una persona herida en el hospital que se estaba muriendo producto de un disparo.

“Le dije que no habíamos sido ninguno de Los Doberman , por lo que me dijo que me retirara a mi dormitorio. A la mañana siguiente, me llamó y me dijo que la persona había muerto de un disparo de escopeta de las mismas que usa las Fuerzas de Defensa”, contó.

Pese a insistir en que nadie había disparado, le ordenaron que tomara sus cosas y se fuera para el Batallón 200, donde permaneció por 30 días.

En esa misma semana se enteró de que dos tenientes recibieron la supuesta orden de un mayor para que firmaran una declaración jurada. En ella testificarían haber observado a Bernal disparar a la víctima.

“Me contaron que el mayor dijo que firmaran y que no se preocuparan; que yo debía defenderme como pudiera. Ellos insistieron en que ni yo ni nadie disparó a Barrantes”.

A pesar de la insistencia, ninguno de los militares firmó aquella declaración. Los testigos, sostiene el exmilitar, insistieron en que los hechos eran falsos.

Como autor del disparo a “Yito” Barrantes, Bernal señaló a un soldado raso quien durante los años 2003 y 2004 integró el Servicio de Protección Institucional (SPI) del presidente panameño Martín Torrijos.

El día del asesinato, según Bernal, “Yito” se negó a presentar su cédula y dio una patada a un Doberman, con quien forcejeó.

Otro militar que estaba en un vehículo con una máscara antigás y de tez morena le disparó.

A Bernal este aspecto le llama mucho la atención, pues siempre ha sido de tez blanca.

Sobre el asesinato del empresario Manuel Vásquez, comentó que el día de los hechos estaba en una operación militar llamada “Candela”, cerca del volcán Chiriquí, a 700 kilómetros de distancia. Allí estuvo por 21 días.

Días después, un colombiano se entregó en la ciudad de Penonomé y afirmó que el capitán era inocente del homicidio.

Sabía que iba a ser condenado

Para 1990, Jorge Eliécer Bernal se presentó a declarar en un tribunal de su país, pero no pudo terminar. El fiscal a cargo de las investigaciones se retiró antes.

Una vez en el juicio, le fueron negados sus evidencias y testigos, por lo que decidió no asistir.

Algunos abogados le recomendaron que no se presentara al juicio; “estaban listos para condenarme”.

Desde aquí ha intentado limpiar su nombre.