El susto, rabia e impotencia que sintió el volante florense, José Miguel Cubero, al enterarse al final del juego ante Saprissa que su novia, Anneth Porras, fue agredida con una piedra en su pómulo izquierdo, se disipó ayer.
Ya más tranquilo, el futbolista florense acompañó a su pareja, que fue valorada en una clínica privada para descartar que tuviera una fisura, producto del fuerte golpe que sufrió cuando se prestaba a ingresar al estadio tibaseño.
“La gente de la “Ultra” estaba empezando a lanzar piedras y objetos. A ella la impactó una piedra en el rostro, le cortó el pómulo izquierdo y se le inflamó un poco el ojo también. Le hicieron un par de placas, pero gracias a Dios todo se quedó en un susto”, le contó Cubero a Al Día.
Agregó que Anneth, quien labora como asistente de contabilidad, tenía bastante dolor de cabeza y fue incapacitada una semana. Le medicaron desinflamatorios únicamente.
“No la suturaron, porque el hueco fue como en forma de círculo y no había chance de que le pusieran un punto; igual, para que la cara no le quede marcada”, añadió el mediocampista.
Cubero fue enérgico y lamentó el trago amargo vivido por él y su novia, y espera que no se vuelva a repetir en ningún estadio del país. “A la hora que me informaron, me dio mucha furia e intenté a ir a buscarla, pero ya después me comentaron que estaba bien. Por dicha no pasó a más la cosa”, concluyó el rojiamarillo.
