Jugados ya algunos partidos en este campeonato, conviene anticipar algunas observaciones sobre el desenvolvimiento de algunos equipos, a sabiendas de que el juicio puede ser tempranero y falta mucho camino por andar.
Después de observar algunos juegos, surge una pregunta: ¿se aprovechan los entrenamientos para corregir los errores cometidos o, al menos, para reducirlos? Este es un tema que siempre ha preocupado y que no ha tenido una respuesta cabal. En otras palabras, ¿por qué pasa el tiempo y no se palpan los correctivos, en particular en aquellos aspectos que se consideran determinantes? Y ¿por qué estos errores no son monopolio de uno o dos equipos, sino que se observan en casi todos?
Citamos algunos errores llamativos, que merecen atención. En primer lugar, el enfrentamiento de un jugador con el portero rival. Esta es una vieja enfermedad que ya hizo su aparición. El jugador que ataca tiende a lanzar el balón contra el cuerpo del portero, sin que se le ocurra un movimiento o un ardid para anotar, pese a que se encuentra, en relación con el rival, en una posición más ventajosa. Pregunta de cajón: ¿qué se hace en los entrenamientos?
En segundo lugar, el despiste en los servicios que, en algunos equipos, llega al escándalo, lo que ocurre por incapacidad del jugador, o bien, porque, al pretender pasar el balón a un compañero, ninguno se encuentra en una posición adecuada. ¿Por qué? Porque el jugar sin balón o desmarcarse no forma parte de la cultura de nuestro futbol.
Tercer punto: la manía de ciertos entrenadores de discutir los fallos del árbitro, en vez de “leer” con atención lo que pasa en la cancha con sus propios jugadores. Eso pasó en el partido del C.H. Herediano con Pérez Zeledón. Mientras Jafet Soto discutía, el entrenador rival le robaba la media cancha y le daba una lección de juego puntual, coordinado y preciso.
¿Entrenadores tienen Profesión peligro?
Oportunidad de oro para Calderón
Se enteró cuando iba en bus a la casa
