Deportes
Miércoles 22 de febrero de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

El oficio más odiado del Mundo

Amado Hidalgo, periodista

redaccion@aldia.co.cr

No creo que los árbitros sean mejores bajo la amenaza de los castigos, sobre todo si estos se publicitan a viva voz, como para que el escarnio sea más vergonzoso.

La Comisión de Arbitraje los exhibe, los lanza al ruedo para ser devorados por esa jauría de periodistas, analistas, dirigentes y aficionados.

Después de cumplir el castigo los vuelven a nombrar, pero rápido se equivocan otra vez... Aunque no más que en cualquier parte del Mundo, pues la magia de la televisión nos invita todos los días a escenarios de éste gran planeta futbolero, donde apreciamos pésimos arbitrajes aún en las ligas más desarrolladas. La razón es sencilla: El error es inherente a toda actividad humana y entre más expuesto a presiones esté el ejecutor de esa tarea, más posiblemente se llegue a equivocar.

En un partido expulsan al entrenador o a un futbolista y casi siempre critican al árbitro por injusto, sin que ninguno de los dos acepte su culpa. Pitan un penal y el silbatero vuelve a ser el villano, mientras el infractor pone cara de angelito y enardece a su afición en contra de “aquel inepto que por no saber jugar futbol, se dedicó a saciar sus frustraciones futboleras con un pito mercenario en la boca”. Si el señor juez no le habla a los jugadores es un engreído odioso, pero si les habla se corre el riesgo de que lo acusen por faltarles el respeto.

Mientras un juez se toma su tiempo para consultar la jurisprudencia, analizar la prueba y repensar la sentencia, el árbitro decide en fracciones de segundo, presionado por dos mundos contrapuestos, exhibido por el gran ojo de la tele, vilipendiado por dirigentes que quieren ganar a toda costa, y castigado por aquellos que lo nombran y que se jactan orgullosos de su buen ojo cuando las cosas salen bien, pero los suben al madero de la crucifixión cuando salen mal.