Deportes
Lunes 27 de febrero de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

Cartaginés regresó de Guápiles con los bolsillos vacíos y lleva dos derrotas en fila

Varado en medio Zurquí

Kenneth Hernández Cerdas, redactor

kenneth.hernandez@aldia.co.cr

Guápiles- Cartaginés se quedó sin combustible, pinchó en el Ebal Rodríguez y salió de Guápiles con las manos vacías.

Ayer el equipo brumoso fue incapaz de sostener en dos ocasiones un marcador favorable contra el Santos y perdió 2-3.

La mezcla de dos errores defensivos encarnados en la figura de Randall Alvarado junto a la tenacidad santista de no darse por vencido declinó la victoria a favor del equipo casa.

Alvarado cometió un autogol y luego no despejó con seguridad una pelota que acabó en la tercera anotación de los rojiblancos.

El duelo, cocinado bajo una pertinaz lluvia en su mayoría, se sacudió con cuatro goles en un lapso de doce minutos en el primer tiempo.

Hanzell Arauz de cabezazo colgó el 1-0 al minuto 24´, luego al 26´ Javier Loaiza emparejó las cifras tras el cobro magistral de tiro libre. Tres minutos después, Pablo Brenes resolvió un acertijo en el área para el 2-1.

No obstante, al 36´ una devolución equivocada de Alvarado terminó en la cuerdas de Luis Torres para firmar la igualdad.

La sentencia quedó para el complemento cuando Erick Scott selló el tercero con su testa.

El ariete guapileño no paró de meter en apuros a la zaga blanquiazul y encontró el premio de darle la victoria a los suyos al 60´.

Cartaginés no jugó tan mal para perder, sin embargo, sus despistes le costaron abandonar el Caribe con el bolsillo limpio.

Mientras los santistas exprimieron el factor cancha para darle un golpe de autoridad a su rival de turno. Ayer no sólo lo venció sino que le puso los pies en la cabeza para treparse al tercer lugar.

“Los cartagos dijeron que venían a ganarnos en nuestra casa pues se equivocaron porque aquí mandamos nosotros”, dijo el lateral Javier Loaiza.

Por su parte, el timonel brumoso, Johnny Chaves, reconoció que las equivocaciones liquidaron a sus hombres. “No podemos más que aceptarlo”, apuntó.