Exhibiendo el trofeo de cinco campeonatos con solo jugadores locales.
Echando sal al vacío morado de ya cuatro torneos cortos sin saborear las mieles del título.
Y dizque ajeno al quehacer saprissista, retornó este fin de semana al país el magnate jalisciense Jorge Vergara.
Lo hizo no tan en silencio sobre el acontecer de Saprissa del que se deshizo sin pena ni gloria.
Lamentó que los nuevos propietarios echaran marcha atrás con su política de cero jugadores foráneos.
Recordó como, bajo dicha pauta, se permitió el crecimiento de una serie de valores de exportación.
Lleva razón en aquello de fomentar la cantera.
Debe ser parte de las pautas de trabajo de toda organización deportiva que quiera ver crecer sus propias figuras.
Es una necesidad que se hace sentir en la cantidad de jóvenes promesas que se pierden en los equipos nacionales, para empezar en los fértiles campos de Limón.
Pero no debe impedirse la contratación de foráneos.
A lo largo de tiempo, por el país han pasado una serie de valiosos jugadores extranjeros que han hecho una importante contribución al desarrollo de nuestro fútbol.
Hoy, entre otros, se mantienen Pablo Antonio Gabas y José Pepe Cancela, como dos grandes referentes de las canteras argentinas y uruguayas. La nueva dirigencia morada lo entiende y apunta a reforzarse con jugadores como Cancela de reconocido desempeño y solvencia.
Ni aquí, ni en el México de sus amores, se sostienen los equipos a punta de futbolistas locales como lo quiere Vergara.
Salvo que, como lo impone en su Chivas de Guadalajara, sin cupo para extranjeros, pero con las manos vacías de títulos a un costo oneroso y divorciados de la afición.
