Limón.- La decisión del entrenador Luis Fernando Fallas, de llevarse consigo a su esposa Melissa Jiménez y a sus hijas Ximena y María Fernanda, de seis y 12 años –lo cual significó entre otros trastornos, buscarles una nueva escuela y un nuevo colegio–, fue porque está esperanzado en que su proyecto prosperará y pasará bastante tiempo en esta ciudad.
“Yo se lo dije a los muchachos. Voy a traer a mi familia porque estoy confiado que estre ustedes y nosotros los del cuerpo técnico, sacaremos a este equipo adelante y eso significa que estaremos mucho tiempo por acá”, puntualizó.
Las niñas asistirán a la escuela y el colegio Adventista, expresó el entrenador, quien tiene 12 años de casado con doña Melissa, a quien conoció cuando llegó a Orotina a jugar con el equipo local que estaba en la Segunda División.
“A Melissa la conocí porque mi suegro, quien es empresario de autobuses, era quien brindaba el transporte para el equipo y ella acostumbraba ir a ver los juegos”, añadió Luis Fernando.
“Juntos a donde sea”, expresó la esposa, quien reunió el menaje de su casa, la cerró y se fue para Limón.
A la familia le ha llamado la atención el recetario de la cocina limonense y está muy contenta con la acogida que le han dado, por lo que el “cambio no ha sido nada brusco”.
Luis Fernando insiste sobre el grado de lealtad que tiene el jugador de Limón para con su club, pese a los problemas económicos, como también está impresionado por la gran cantidad de valores jóvenes que puede disponer.
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