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Miércoles 28 de marzo de 2012, Costa Rica
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Opinión

En la tierra del nunca-jamás

Amado Hidalgo

Periodista

Herediano es un huracán, pero no en la cancha, sino en los pasillos, en las oficinas y en el camerino. Encima, no deja títere con cabeza y acaba de volarse la de Jafet Soto.

Esa tormenta borrascosa, amenaza con destechar el Rosabal Cordero y sumergirlo en una larga y maldita espera.

Su dirigencia compra, vende y echa jugadores como si en lugar de comandar una empresa de fútbol, coleccionaran muñequitos mundialistas de esos que salen al mercado cada cuatro años. Les ofrecen el cielo y la tierra, pero después quiere que vivan de la caridad y que rindan como los del Real Madrid.

Así han tocado lo más sagrado de un equipo: su camerino. Mientras unos jugadores están casi al día en salarios, otros padecen la indiferencia de esos señores que contrario al Rey Midas, todo lo que tocan lo convierten en lodo.

Son los mismos señores que hicieron campeón a un equipo ya olvidado, a punta de apelaciones en la mesa, y que luego se llevaron sus colores, su bandera y su corazón para enterrarlo lejos de la pampa orgullosa que lo vio nacer.

Mancillaron el nombre de un uruguayo que defendió al “Team” como un León, acusándolo de no saber dirigir, mientras su engreído sustituto argentino no fue capaz de hacerlo jugar con la misma pasión y menos de llevarlo al título como lo prometió.

A ese carrusel de ocurrencias e intrigas, acaban de subir a Odir Jacques, un impulsivo estratega que desde hace mucho tiempo ve los partidos desde la comodidad del sillón hogareño, y bajaron a quien hasta hace poco proclamaban como su “Alex Fergusson” (El sempiterno técnico del Manchester United).

El carrusel gira en medio de ese huracán que amenaza con lanzarlo a la tierra del nunca-jamás, donde todo es posible, menos ganar un título de campeón.