Julio Rodríguez B., periodista

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Cuando caiga el telón sobre este torneo de futbol, ha de comenzar la etapa de la crítica, comenzando por la Fedefutbol y la Unafut, incluidas estas dos instancias, y continuando por los clubes para rematar con el periodismo deportivo. Es justo y necesario. Sin crítica no hay rectificación ni progreso. Aventuro, sin ser experto en la materia ni dirigente, algunas opiniones a vuela pluma.

¿Por qué no? Este ha sido un torneo que invita a la discusión pues, venturosamente, ha roto el cauce de la rutina. Comienzo con un salto en el nivel de competencia, de parte de algunos equipos que, en años anteriores, habían sido segundones. Sobresalen dos equipos abanderados, Pérez Zeledón y Santos, de Guápiles, con todos los honores, que han sentado plaza y señalado la ruta de un cambio, que ojalá prosiga en los años venideros.

Bueno es, asimismo, reconocer la labor de algunos directores técnicos que, en verdad, trataron de imprimirle nuevos rumbos técnicos y tácticos a sus equipos. No coronaron su lucha, pero su esfuerzo, para vencer la rutina y la mediocridad, es digno de nota. De la Liga cabe resaltar su espíritu, en medio de algunos infortunios físicos, pero sin dejar de lado su exagerada fogosidad. Saprissa merece un análisis cuidadoso y hasta severo por su confusión. Una excelente junta directiva y un equipo técnico y deportivo ambiguo, de hecho y de palabra. El Cartaginés quedó histórica y psicológicamente diagnosticado por la derrota frente a Limón, pese a la reconocida calidad de su estratega. Si el Santos campeoniza, habrá conquistado la gloria con su equipo, su directiva y su director técnico, y, en cuanto al Herediano, todos los astros se le han alineado, milagrosamente, después de 20 años de espera y tortura, para reverdecer, de la mano de Odir, su glorioso historial futbolístico. De lo contrario…competirá con “Jardines del Recuerdo”.