San isidro de Coronado.- Paulo César Wanchope saltó las vallas publicitarias y se enfrascó en un abrazo eterno con el portero Ricardo González, las lágrimas lo invadieron, debido a que Uruguay de Coronado está a solo 180 minutos de la Primera División.
Los “Charrúas” vencieron 2-0 a Ramonense en la final del Torneo de Clausura de la Segunda, y ahora deberán de superar a un Carmelita que no los ha podido doblegar en los últimos seis juegos disputados entre ambos, por lo que se podría decir que el ascenso está labrado.
Y es que los uruguayos demostraron que tienen buena leche en su cuerpo, sobre todo para aguantar las patadas que les dieron y repartir ellos también, en un partido disputado a muerte, en el que se sancionaron 46 faltas.
El juego no fue bueno, una falta prácticamente cada dos minutos, le quitó el ritmo de final, y la experiencia de un plantel fue la que marcó la diferencia.
Vaya juego hizo el guardavallas, Ricardo González, quien se convirtió desde su arco en el artífice de los dos goles del “Uru”, aplicando el fútbol sencillo.
El “Gallo” mandó dos pelotazos luego de ataques de los “Poetas”, benditos contragolpes, solo ocupan tres toques y enloquecen a la fanaticada, en primera instancia lo culminó Cristian Carrillo, mientras el segundo Álvaro Astúa, ellos definieron a placer.
Los alajuelenses pecaron de depender de un Warren Granados, quien juega parado, nadie le quita su exquisita técnica, pero no está para competir.
Además por si solo el juego no era apto para habilidosos, al punto que Johan Condega, la figura del Uruguay no armó una sola jugada de peligro y la mayoría de acciones de emoción se dieron por pelota parada.
La polémica no podía faltar y al minuto 88 del juego, Granados mandó un centro, el cual fue cabeceado por Martín Juárez, quien anotó, pero fue invalidado por fuera de juego, y ahí la desesperación de los “Moncheños” se impuso, para gusto “lechero”.
Los principios del fútbol decidieron el finalista, el cuadro que aplicó los fundamentos básicos de la táctica: el contragolpe y las triangulaciones (conste que tampoco fue un derroche, solo fueron dos) ganó, un justo ganador en la lluvia de patadas y hormonas.
Ahora los coronadeños deberán tomar más lechita, esto porque la serie que se viene será de “meter pata a morir”, aunque como ya lo adelanté, el ascenso está más que labrado.
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